lunes, 9 de noviembre de 2015

Camino a la Meca (Parte 2)

Casualmente hoy me siento a retomar nuestro tan querido blog con esta debida segunda parte del camino a la Meca y me doy cuenta que justamente se cumple un año de este día que nos dejaría un recuerdo imborrable. Sin más preámbulos les dejo LA foto que adivinarán donde fue tomada:

Galápagos y Olaf en LA MECA

Asi es, ese es el parque (Theresienwiese) donde se hace el Oktoberfest en Munich. Fuera de la fiesta el parque se usa para diversos eventos y en ese momento de noviembre solo había un circo asi que estaba pelado. Pero no deja de ser nuestra Meca y como tal debíamos nuestra reverencia. :)

Voy a retomar donde dejé el relato en la primera parte. Habíamos cerrado el primer día pasando de Francia a Italia y de ahí a Suiza. El segundo día nos levantamos bien temprano y encaramos los famosos Alpes Suizos para pasar a Alemania, cruzando brevemente Austria. Era noviembre y teníamos miedo de que hubiese nevadas, cosa que finalmente sucedió por la noche, dejando las rutas alternativas clausuradas. Nosotros pensando en las hermosas rutas que tenemos en Argentina (si, estoy siendo muy irónico) teníamos miedo de que no pudieramos pasar. Cuando le preguntamos a la señora del hostel nos miró extrañada y nos dijo que la ruta no se cortaba casi nunca salvo alguna nevada catastrófica. Luego nos daríamos cuenta por que no se cortaba... los suizos directamente agujerearon los Alpes y se pasa por túneles interminables atravesando la montaña. Una infraestructura tremenda y unos paisajes que hacían que tuviéramos que parar a sacar fotos cada 5 minutos.


Asi fue que llegamos a Austria y allí se dió lo mejor que nos pudo pasar... nos perdimos. El GPS marcó una salida que no llegué a tomar y de repente entramos en Alemania en Baviera andando por unas rutas internas de ensueño. Cruzando pueblitos perdidos que parecían maquetas de lo ordenado, limpio y cuidado. Y de repente en una curva vemos una banda musical con gente vestida con el típico traje Bavaro, tocando en la entrada de una cervecería. Obviamente clavamos el freno y allí nos bajamos. Lamentablemente la banda había terminado pero gracias a ellos nos metimos a comer en esa cervecería / restaurante donde todos coincidimos que fue la mejor de las experiencias.

Comimos distintos platos típicos donde se destacó el cerdo con chucrut, todo regado con la Wiessbier local (cerveza de trigo) típica de la zona. No teníamos ni idea de donde estábamos hasta que la moza que era muy simpática nos dijo que estabamos en el pueblo con el nombre que figuraba en el chopp: Simmmerberg. Esa weissbier era monumental. Tal vez la situación hizo que la apreciaramos aun más pero para mi que me gustan mucho las cervezas de trigo, ésta en particular era riquísima. Terminada la weiss pedimos otro estilo que no conocíamos llamado Ruddler. Es una cerveza rojiza, somo si fuera una bock pero livianita. Muy rica también.

Juanca, Olaf y Galápagos con una alegría indescriptible en un lugar soñado 

Simmerberg weissbier: 

Simmerberg Ruddler: 

Salimos de la cervecería con una sonrisa que no entraba en nuestras caras, rumbo a un castillo llamado Neuschwanstein que queda al sur de Munich. No hay muchas palabras para describir el lugar... el castillo construido en la cima de una montaña, parece de juguete. Las fotos hablan por si solas. Y finalmente llegamos a Munich, que es donde empecé con el relato de esta nota. Dejamos los bartulos en el hotel (que merece una nota aparte por lo "particular" que era) y de alli nos fuimos a caminar toda la ciudad ya de noche para terminar en la cervecería emblemática de la ciudad: Hofbrauhaus. Como el lugar es increible por si solo, continuaré hablando de él en la próxima nota (si, prometo no dejar pasar un año entero ;)

Castillo de Neuschwanstein. Es como estar dentro de una postal.

Una nota de color... Cerati no murió, se mudó a Alemania y anda por allá

Continuará...

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Galápagos

Logia cervecera
galapagos.logia@gmail.com


lunes, 16 de marzo de 2015

San Patricio en el mundo

Mañana es 17 de marzo y se conmemora el día de San Patricio. Para muchos (y nos incluímos), una excusa más para reunirse con amigos en algun bar a tomar buenas cervezas y pasar un buen momento. Pero la mayoría no tenemos ni la más mínima idea de que se festeja y que representa este festejo en el mundo.
Para traer un poco más de luz les traemos esta excelente infografía aportada por el sitio español homeaway.es.
Salud amigos lectores! A festejar mañana! :)













viernes, 13 de marzo de 2015

Camino a la Meca (Parte I)

En noviembre del año pasado se dió un hecho casi increíble que fue que nos mandaran al mismo tiempo a Olaf y a mi a trabajar a Francia. Y  más increíble es que justo tocaba un fin de semana largo, el cual nos permitía tomarnos 4 días para ir a conocer algun lugar. Pensamos primero en Edinburgo pero los vuelos estaban muy caros... despues pensamos en Londres pero pasaba lo mismo... hasta que el dios cervecero se hizo presente en mi cabeza y me dijo: Y Munich?
Claro que si! Munich! la Meca! Y estaba a escasos 850km de nuestra parada en el sur de Francia!
Teníamos auto alquilado con kilometraje ilimitado... 4 días por delante... y allá fuimos!

El plan de viaje era partir de Francia y cruzar Italia, Suiza, Austria hasta llegar al sur de Alemania con destino final en Munich, visitando la región de Baviera. Asi fue que salimos el sábado bien temprano desde Antibes, Francia junto con Juan Carlos, un amigazo de la Logia Cervecera, Olaf y quien escribe, junto a nuestro bólido, un Fiat Panda (que aca es el Fiat Uno nuevo) rumbo a Milán que sería una de las ciudades escalas a conocer y pasear.

Llegamos y tiramos el auto en el centro y empezamos a caminar y enseguida nos quedamos atónitos frente al Castello Sforzesco. Tremendo castillo que lo caminamos de punta a punta, incluído su enorme parque que tiene un bosque y laguna propia. De allí nos fuimos al centro de la ciudad y pasamos por el famoso Duomo que es la Catedral y que sinceramente te deja sin aliento de lo impresionante que es tanto por fuera como por dentro.

Castello Sforzesco por dentro
Los parques del Castelo


Panorámica de las calles del centro
El Duomo de Milán

Asi se hizo el mediodía / tarde y de repente nos cruzamos con una Caffeteria / Creperia que tenia en su vidriera un cartel gigante que decía "Un Mondo Di Birra" y las fotos de las muchas cervezas que ofrecían. De más está decir que allí fue donde almorzamos.

Olaf y Juanca posando alegres ante el hallazgo

Linda carta de cervezas del mundo
Olaf se pidió una Punk IPA de la cervecería escocesa BrewDog. Yo probé un sorbo y me pareció una IPA excelente. Olaf estaba extasiado por lo que le dejo la descripción a él... :)
Por mi parte pedí una Birra Poretti Rossa que venía tirada. Una bock muy buena con aroma marcado a lúpulo y gusto entre acaramelado y tostado. En su página dicen que usan 6 lupulos distintos. Con el rizzotto maridaba espectacular.

Poretti Rossa

Brindando en Milán

Así dejamos Milán atrás y encaramos por la tarde rumbo a Suiza con el objetivo de hacer noche previo a cruzar los Alpes. La ciudad elegida fue Lugano, que para compararla con algo que uno conozca es como Bariloche, ubicada al borde de un gran lago rodeado de montañas. Allí nos alojamos en el Hostel Lugano que si alguna vez llegan a ir por ahí se lo super recomendamos.
Bastantes cansados después de haber pateado medio Milán y hacer 450km, nos fuimos al centro a caminar la hermosa costanera y admirar la pulcritud y orden de los suizos. No se exagera cuando se dice que en Suiza es casi todo perfecto. Todo está en su lugar, todo limpio, todo cuidado...
Lamentablemente lo que falló fue la cerveza...


La costanera de Lugano por la noche

Todo muy sucio y feo... :)

La Municipalidad de Lugano

Sabiendo que en estos países se cena temprano, caímos a eso de las 20hs pero no encontramos mucha oferta de lugares, ya que estábamos muy fuera de temporada. Asi caímos en un restaurante llamado "Argentino" que era el que mas tenía gente y obviamente el que más nos llamó por su nombre. Mi intención era comer una fondue suiza pero me quedé totalmente con las ganas. El menú no tenía otra cosa que pizzas y carnes. Fuimos entonces por un par de pizzas acompañadas con Heineken ya que no había mención de otra cerveza en el menú, pero al rato vimos en una mesa vecina a una parejita joven tomando una cerveza roja artesanal. Obviamente no la íbamos a dejar pasar y la pedimos para degustar.

La cervecería se llama San Martino y es suiza. Este estilo la llaman La Rossa por su color. Ya cuando la servimos y vimos que no hacía casi espuma, nos dió mala espina. Su aroma era caramelo puro y su sabor igual. Un brebaje dulce a más no poder; pareciera que su elaborador se olvidó que a la cerveza también se la hace con lúpulo. Era una botellita de 330cc y eramos 3 y así y todo quedó media botella sin tomar.

San Martino Rossa: 

Y así terminó nuestro primer día rumbo a la Meca. Sabíamos que al día siguiente nos esperarían grandes lugares por conocer y no estábamos para nada errados... es más, nunca hubiésemos esperado que nos tocaría un día tan inolvidable...

Pronto la parte II... ;)


GalápagosLogia Cervecera
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martes, 13 de enero de 2015

Fullers Wild River

Ante todo Feliz 2015 para todos nuestros lectores y amantes del Sagrado Elixir de los Dioses!
Habíamos vuelto con todo y se nos acabó rápidamente la pólvora pero tenemos en el tintero varias notas espectaculares que pronto saldrán a la luz.
Mientras tanto recibimos de Manuel Marchesotti, un lector de la Logia, una nota sobre la Fullers Wild River que con mucho gusto pasamos a publicar. Muchas gracias Manuel por tomarte el tiempo y compartir la experiencia!

Fuller´s Wild River 
por Manuel Marchesotti 

Debo reconocer que hace un tiempo que, si bien me mantengo al tanto del mercado local e incluso de vez en cuando me animo a elaborar algo propio, estoy relativamente alejado del mundo cerveceril. Al menos en cuanto a lo que tarea de pequeño “beer hunter” se refiere. Pero como donde hubo fuego, cenizas quedan… una pequeña chispa me devolvió la curiosidad por probar nuevas cervezas; resulta que charlando con una amiga surgió el tema, ella me contaba sobre las variedades que había probado viajando y viviendo en el sur del país. Y me preguntaba si últimamente había probado algo nuevo.
Luego de esa charla, casi por casualidad, me encontré virtualmente con un contacto amigo que cada tanto importa algunas mercaderías del viejo mundo. De esa forma me enteré que recientemente había traído toda la línea de cervezas Fuller´s de Londres (en la página de la Logia, pueden leerse algunas reseñas), como hacía unos años había probado sus estilos London Pride y Porter habiendo quedado gratamente sorprendido, me decidí a adquirir todos los estilos que me faltaban probar. De este modo conseguí las Fuller´s: ESB, 1845, Chiswick, Honey Dew, India Pale Ale, Cab Stout, Golden Pride… y la Wild River que reseñaré a continuación. Como añadido diré que el precio si bien no es estrictamente barato, al comprar cantidad fue conveniente... Unos $55 por botella de medio litro me parece más que aceptable. Pero dejemos la charla y vayamos a la Wild River:

Estéticamente la botella sobresale de manera espectacular, con esa escena norteamericana tan típica del oso cazando los salmones que migran por los rápidos. Como su nombre lo indica este estilo está inspirado en los Ríos Salvajes de Estados Unidos, dónde según reza la etiqueta se acostumbra a elaborar cervezas aromáticas, con fuerte presencia del lúpulo. Podría decirse que es un homenaje inglés a estas cervezas. Cabe destacar que en esta cerveza Double Hopped se utiliza el método Dry Hopping, en el que se añade lúpulo en la etapa de maduración. Al ser una cerveza que prometía ser aromática decidí apenas darle un toquecito de heladera, más que nada para no beberla a temperatura ambiente (que por dónde vivo está algo elevada por el verano). Y así aprovechar bien los aromas florales que leí en la etiqueta.

El momento del descorche fue ruidoso, y el vertido, si bien fue cuidadoso se sintió como si el río salvaje se hubiese desatado en el vaso de media pinta que había elegido, quizás torpemente, para beberla. Los aromas no se hicieron esperar e inundaron mi nariz. En un momento me hizo recordar al aroma de la cerveza local “Beagle”, es decir algo lupulado (cascade) y levemente mantecoso. De todas formas el floral cítrico de los lúpulos fue ganando terreno hasta finalmente ganar la batalla. No sentí en ningún momento ningún tono maltoso, será que es un estilo donde el lúpulo es el principal protagonista. La etiqueta dice que eligieron un blend de las variedades: “Liberty, Willamette, Cascade and Chinook”.

Como puede observarse en las fotos, tiene una espuma blanca, agradable y bastante persistente que tiende a compactarse. El líquido es de un color dorado, un poco menos intenso que el de la fotografía. Pero muy atractivo a mis ojos.

En cuanto al sabor, al primer sorbo se sintió un amargor que fue impregnándome el paladar para luego ir dando paso a una pequeña complejidad de sabores que poco tenían que ver con la malta. Para cortarla un poco y no ser tan rimbombante (no suelo serlo pero esta vez, convencido que forma y contenido van de la mano, tenía ganas de florear un poco la reseña) voy a decir que es una cerveza cuya maltosidad es moderada y ligera, ya que el sabor del lúpulo desplaza a otros cobrando un protagonismo que invita a seguir tomando. Es rica, pero amarga sin llegar a los extremos de una India Pale Ale o una Bitter. Es una cerveza que deja un buen sabor de boca. Que refresca y no es muy alcohólica (unos 4.5 % ABV).

Algo que me sorprendió, y puede observarse en una de las fotos, es que el último trago presentó algunos restos de levadura sin llegar a una turbidez excesiva. En ningún lugar dice que esté filtrada, y no es un detalle que me moleste. Pero por alguna razón no imaginé encontrar “borra” en esta cerveza.

Por último si buscan una cerveza dónde la complejidad esté en la malta, este no es el exponente adecuado. Personalmente, y yéndome del estilo, extrañé un poco el sabor a la malta. Pero como dije reiteradas veces, el lúpulo estelariza esta Wild River… y a mi gusto se la banca como un campeón.

Fuller's Wild River: